Con el argumento de la alta tasa de desempleo que registra la ciudad, la autoridad municipal creyó que para no interferir con el derecho al trabajo, todo se puede permitir y en cualquier sitio. La cosa prendió y hoy todo el mundo, de aquí y en la vecindad, sabe que en Pereira, todo está permitido.
Así, el señor o los señores que ordeñan cabras en la vía pública, (antes era uno solo, ahora ya vemos dos), lo hacen ante la vista de las autoridades. Y si al Señor Alcalde esto no lo ofende, a la Secretaría de Salud si debe interesarle pues eso constituye un atentado contra la salud pública. ¿Y la Sociedad Protectora de Animales donde esta?.
Lo mismo ocurre en la prostitución ejercída en las plazas de la ciudad. La misma Secretaría debería exigir certificado de sanidad a quienes comercian allí con sus cuerpos, si es prohibir ese mercado en tales sitios resulta imposible.
¿Y las carretas en contravía, vendiendo jugos y refrescos embotellados, es que no las ven los vigilantes del espacio público?
Y otro más, además movilizado en poderosa camioneta y provisto de escandalosos alto parlantes, ¿tiene también permiso para la contaminación auditiva que genera?
Y el de los maletines en la acera de la carrera 8ª. Con calle 17, donde asistí, acompañado del Señor Alcalde a entregar cheques (yo entregué uno) para que quienes allí mercadearan su producto dizque se formalizaran, ¿fue que devolvío el dinero recibido? pues allí está nuevamente muy orondo.
¿Y a quienes hacen sus necesidades en la Plaza de Bolívar, cuyo costado occidental despide un nauceabundo olor a orines, es que no existe autoridad que se los impida?
Sabemos y comprendemos que el tema es complicado y difícil pero también estamos seguros de que un poco de autoridad es necesaria, pues simplemente no hacer nada y olvidarse del asunto no es la solución.
Y mientras tanto los comerciantes informales y los dirigentes gremiales que acompañaron el plan propuesto por la Universidad Católica , siguen esperando que la Administración Municipal , cumpla con lo que prometió: crear una autoridad para el manejo del espacio público.
¡Pero hay que hacer algo, por Dios!
Presidente Ejecutivo
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