En Colombia, todos sabemos que pagamos uno de los precios de los combustibles más caros del planeta. Basta con decir que el galón de gasolina en Colombia vale más que en Estados Unidos. Y todo ello, porque desde tiempo atrás el gobierno se inventó una fórmula para fijar el precio, que es como si tuviéramos que importarlo y, por supuesto, financia una buena parte del presupuesto con lo que pagamos los colombianos por este concepto. Y es entonces un impuesto injusto porque pagan por igual ricos y pobres, ya que es un componente de los precios del transporte, de los alimentos y, en fin, de todo lo imaginable.
Por tal razón, el Senador Luis Fernando Velasco del departamento del Cauca, ha venido liderando un proyecto de ley para modificar la fórmula que lo determina, a lo cual se opone el gobierno con toda la fuerza de que es capaz. De tal tamaño es la oposición que el mencionado senador, con otros amigos, resolvieron recoger firmas para obligar al gobierno a adoptar medidas. Y uno de los gremios del país, el que reune a los distribuidores minoristas, Fendipetróleo, empezó a utilizar su red para conseguir las firmas de los ciudadanos. Entonces el Ministerio del ramo, haciendo uso de una sorprendente astucia, resolvió fijarles el tope máximo de utilidad que el distribuidor puede percibir por cada galón.
Medida populista y facilista, pues resulta obvio que el usuario final va a percibir un alivio en sus gastos, pero de una perversidad manifiesta, pues es como buscar el ahogado agua arriba, genera desempleo como ya lo estamos viendo y lleva a la ruina a muchos empresarios sobre todo pequeños.
Toda esta maroma infortunada, para no tomar el toro por los cuernos, como sería, diseñar una nueva fórmula que alivie la situación del ciudadano sin tirarse a miles de empresarios que lo que hacen es utilizar la ley de la oferta y la demanda para sostener razonablemente sus negocios.
Creemos que aquí el gobierno se equivocó y si se empeña en lo que hace, causará al país males mayores .
FERNANDO AGUDELO VELASCO
Presidente Ejecutivo
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