lunes, 19 de septiembre de 2011

QUEJAS Y RECLAMOS

Los gremios son en general, receptáculos naturales de las incomodidades de las gentes con sus gobiernos, sean ellos nacional, departamental o el de su entorno más inmediato, el municipal y los institutos prestadores de servicios domiciliarios. Es natural que así sea pero también resulta repetitivo y por lo mismo intrascendente y generador de pocos resultados, el estar estos, insistiendo sobre los mismos temas porque se corre el riesgo de que, por la misma razón, ya nadie se entere de sus reclamos.

Pero se ve también con relativa frecuencia que siempre que alguien quiere protestar o llamar la atención por algo que le talla en el zapato, termina diciendo “y esto ocurre ante la mirada atónita de todo el mundo y nadie dice nada…” Y esto es una gran mentira, porque lo que si es cierto es que los mismos temas han sido trillados una y otra vez en las columnas que escribimos los voceros de los gremios en las declaraciones de sus directivos ante los medios, en los editoriales de los diarios y en cuanta ocasión existe para ventilarlos. O sea, no es que nadie diga nada sino que después de dicho, escrito, anunciado,reclamado NADIE HACE NADA.

Y ahí está el verdadero problema. El tema de la ocupación del espacio público por ejemplo, ya se volvió una cantaleta intrascendente de editorialistas, comentaristas de prensa y radio, de reportajes… y ahí sigue como si nada pudiera hacerse o como si hubiésemos aceptado la derrota,como parece verse. Las buenas intensiones de universidades y gremios que se han unido al gobierno para tratar de poner orden en el asunto, chocan contra la ausencia de autoridad que no obliga a ningún ocupante del espacio público a trasladarse a donde ellos mismos propusieron o a respetar los convenios hechos frente a la comunidad, muchas veces bajo la figura de préstamos con dineros públicos incluidos, dizque para facilitarles su incorporación al sistema productivo. A quien esto escribe lo hicieron pasar por idiota útil, quienes propiciaron el primero de estos espectáculos, repartiendo préstamos de varios millones en la esquina de laCalle  17 con 8ª a unos avispados que se embolsillaron la plata y ahora, ocupando el mismo espacio, nos hacen fieros cuando por allí transitamos.

¿Y que nadie ha dicho nada sobre el estado de la Malla Vial?. Quien esto dice, es porque necesariamente no lee la prensa local ni escucha los noticieros también locales. Si hasta una llamada regañona sufrimos de un amigo, funcionario público él, cuando nos atrevimos a mencionar que el tema no había sido tratado en una reunión convocada para informarnos de los avances del programa del Campeonato Mundial Sub 20. Pero eso si, se nos garantizó que en breve el asunto sería abordado con recursos, maquinaria, etc. No sabemos que quiere decir para nuestro amigo el término “en breve” porque hasta ahora……nada de nada.

Pero se dicen muchas otras cosas, como que el régimen de usos del suelo entre nosotros es demasiado permisivo al punto de que, se permite instalar discotecas con parlantes de altísimos decibeles enseguida de colegios y a menos de cien metros de clínicas o también instalar supermercados en la zona céntrica, donde los camiones y los taxis descargan mercancías y personas a toda hora, aún estacionándose en los andenes como se ve en numerosas fotografías tomadas por funcionarios de Camacol. O cuando se observan los famosos mogadores (avisos atravesados en los andenes) autorizados en un contrato a una firma local, la que además viola ostentosamente la autorización recibida, en cuanto a sitios autorizados para colocarlos y las recomendaciones del Doctor Carlos Iván Rojas de la Secretaría de Tránsito de que se colocaran paralelos a la calzada y en manera alguna obstruyendo el andén. También hay fotos.

Pero se dicen más cosas, como un dirigente gremial que afirmó que en la calle 18 de carreras sexta a octava, se consigue desde un chicle hasta una ametralladora, queriendo significar con la exageración que este es también un sitio para adquirir objetos robados y tal cual paquete de droga. Y lo que se ve y se huele en la Plaza de Bolivar y zonas aledañas donde el juego de la bolita y el ordeño de cabras en plena vía pública es algo de común ocurrencia, pero también el de que, la explotación de la prostitución es algo ya casi normal.

En fin, que son muchas las dolencias que generan estas quejas y reclamos que nos hacen decir con un sentimiento de impotencia, ¿hasta cuándo por Dios, hasta cuándo?

FERNANDO AGUDELO VELASC
Presidente Ejecutivo

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